Cuando todo se apaga, lo esencial no se enchufa, se siente.

Ayer vivimos algo inusual: un apagón generalizado que paralizó durante horas el ritmo habitual de nuestras vidas.

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4/29/2025

En medio del caos por la falta de luz, tecnología y movimiento, emergieron gestos sencillos:

  • Una conversación cara a cara. Preguntar a tus vecinos si necesitaban algo.

  • Una ayuda espontánea en la calle.

  • Una pausa silenciosa.

  • Una mirada al cielo sin distracciones.

Y es que, a veces, cuando todo se apaga, lo verdaderamente esencial aparece sin ruido, sin enchufes, sin algoritmos.
Simplemente se siente.

Está en lo humano. En lo natural. En lo que no depende de cables ni conexiones. Este apagón nos ha recordado que, más allá de la conectividad digital, hay otra conexión que no deberíamos perder: la conexión con lo real, con lo cercano, con lo que importa.

Hoy, con todo restablecido, elegimos conservar esa sensación de pausa y conciencia.
Porque lo esencial no necesita corriente. Solo presencia.

Disfruta del día.

Ayer vivimos algo inusual: un apagón generalizado que paralizó durante horas el ritmo habitual de nuestras vidas. Sin electricidad. Sin transporte. Sin cobertura. Sin acceso a internet...
Durante un día entero, nos vimos desconectados de todo… menos de lo esencial.