modelo tatum del talento directivoDesarrollo de liderazgo

Introducción

El Liderazgo es, probablemente, una de las cuestiones más relevantes que tenemos las compañías … con independencia de nuestro tamaño, nuestro sector de actividad, nuestra experiencia, nuestro posicionamiento, … Las aportaciones de los líderes a las organizaciones hacen que éstas, y no tanto aquéllos, puedan ser referentes en sus ámbitos de actuación.

Tradicionalmente hemos intentado buscar un modelo de liderazgo en el que “anclar” muchas de nuestras reflexiones, actuaciones, decisiones, … En este sentido, todo lo que está relacionado con liderazgo ha ido evolucionando (y mucho) a lo largo de los años. Si nos fijamos en la parte más visible o externa nos costaría encontrar las similitudes entre nuestros líderes de hoy y los de hace algunas décadas. Formas, estilos, comportamientos, … todo ello ha cambiado mucho. Por eso la primera cuestión que debemos plantearnos sería: “¿hay algún modelo de liderazgo que podamos considerar “estable” y que realmente plantee cuestiones básicas sobre las que construir nuestra identidad como organizaciones?” La respuesta es que si, aunque hay que “bucear” un poco para no dejarse llevar por “los cantos de sirenas de la modernidad”.

Orientación a resultados

Hace algún tiempo planteábamos, en lo que fue considerado como un artículo polémico, si Recursos Humanos debía morir. La reflexión giraba sobre qué nivel de aportación debe tener este área, Recursos Humanos, a la compañía en su conjunto y, específicamente, al negocio de la misma.

El modelo de liderazgo que proponemos tiene como eje central la orientación a resultados. Liderar es, en última instancia, conducir a la organización a unos resultados óptimos, entendiendo por tales aquellos que incrementan el valor de la compañía.

resultados

En un entorno social, económico y político altamente complejo, dinámico y en muchas ocasiones con un alto grado de incertidumbre, resulta muy arriesgado precisar qué logros van a determinar, a medio plazo, el valor de una empresa. Sin embargo, parece sensato pensar que el futuro de una compañía va a estar determinado por el rendimiento económico, pero también por la confianza que haya sido capaz de generar en sus clientes, proveedores, socios, colaboradores … en definitiva, por su contribución al futuro económico y social de las personas y grupos con los que interactúa. Desde esta perspectiva resulta evidente que los resultados se alcanzan (o se frustran) en ámbitos y planos diferentes pero íntimamente conectados.

Del mismo modo, para asegurar estos resultados, los líderes precisan declinar su talento en diferentes áreas de dominio que en su conjunto conforman la capacidad directiva.

Interacciones y procesos

Desde esta perspectiva resulta evidente que los resultados se alcanzan (o se frustran) en ámbitos o planos diferentes pero íntimamente conectados.

Estos ámbitos se pueden agrupar en dos principales:

1.- Gestión de interacciones: Este ámbito de dominio aglutina conocimientos y habilidades en dirección de equipos, optimización y motivación de personas, creación de relaciones de valor y comunicación eficiente.

resultados

2.- Gestión de procesos: Este plano reúne aquellas áreas de dominio relacionadas con la innovación, la optimización de recursos, el diseño de estrategias, así como su materialización.

resultados

Cada uno de los dos ámbitos comentados abarca diferentes temáticas, contenidos o “áreas de dominio”.

Los dos ámbitos de gestión junto con las ocho áreas de dominio configuran el mapa del Modelo tatum del Talento Directivo.

Dominio de la percepción

resultados percepción

Los líderes se caracterizan por disponer de una visión. Liderar, en este sentido, es disponer de una percepción de lo social que invita a ver la realidad como alterable. El líder tiene la convicción de que el curso de las cosas es modificable. Hace una lectura crítica y esclarecedora del pasado y del presente, y apoyándose en esa percepción apuesta por un futuro deseado. La visión del líder refuerza la identidad del grupo y ambiciona alterar la historia escribiendo un final distinto del que estaba previsto.

El líder no sólo dispone de una visión sino que tiene capacidad para comunicarla. En este sentido, sabe cómo utilizar el lenguaje y los símbolos apropiados para transmitir y promover su percepción de la realidad. En consecuencia, los líderes manifiestan una extraordinaria capacidad para manejar la información, dando significado a los datos y reduciendo la incertidumbre.

visión lenguaje información

Alterar la forma de ver el orden de las cosas, supone muchas veces enfrentamiento con lo admitido porque “recontar” la historia es arriesgado, exige gallardía, tesón y una enraizada creencia en lo que uno cree. Por tanto, la visión no sirve si no es defendida con tenacidad. Como señala José Antonio Marina, la voluntad sin la percepción es ciega; y la percepción sin la voluntad es paralítica.

Dominio de la propósitos

resultados propositos

Otra de las características del liderazgo es su capacidad para traducir la visión en una formulación clara y decidida de la misión, y los valores de la compañía. La comunicación de la misión y la promoción de los valores, dentro y fuera de la compañía, es una de las responsabilidades del liderazgo.

La misión representa el propósito general de la compañía y son los líderes los encargados de concretarla, en cada ocasión, en metas y objetivos para la organización. En este contexto el establecimiento de objetivos es la explicación clara y sucinta de lo que se espera que las personas alcancen en un período de tiempo dado.

misión metas objetivos

Los propósitos, por tanto, marcan “lo que queremos ser de mayores”. Este anhelo debe guiar nuestra voluntad en el sentido de no ir dando bandazos al capricho de las diferentes coyunturas que nos encontremos en nuestro camino.

Dominio de las actuaciones

resultados actuaciones

La voluntad es incompleta si no nos permite saltar de los propósitos a los comportamientos. En otras palabras, el líder es capaz de formular una estrategia para cumplir la misión, alcanzar las metas y asegurar los resultados de la organización. Una estrategia que se desgrana en líneas de actuación que inspiran y dan sentido al diseño de los procesos y la planificación de tareas.

estrategia procesos tareas

Con frecuencia es aquí, en el ámbito de los comportamientos, donde se encuentra la principal resistencia al cambio. El mundo de las ideas goza de una flexibilidad de la que carece la conducta. Los comportamientos muestran una extraordinaria inclinación a cristalizarse en rutinas. Los líderes eficaces consiguen vencer esa resistencia a base de tenacidad y, sobre todo, talento. Saben que la mejor (quizás la única) manera de vencer un hábito es creando nuevas rutinas. Y, además, saben cómo hacerlo.

Dominio de los recursos

resultados recursos

El liderazgo se caracteriza también por su capacidad para gestionar los recursos, siendo el primero y más importante de ellos el tiempo. En el juego competitivo del mercado no sólo importa el marcador (los resultados) sino también el cronometro (los plazos). Los líderes destacan por su sabio manejo de este recurso, combinando con acierto el corto y el medio plazo, lo urgente y lo importante.

El liderazgo también requiere de un uso adecuado de la tecnología, en su sentido más amplio, y de una optimización de los recursos económicos y financieros.

recursos tecnología tiempo

Todos estos recursos son hoy, tal vez, más relevantes que nunca. A través de ellos podemos generar cambios muy sustanciales … pero no debemos olvidar que en este tablero de juego en el que nos encontramos todas estas “fichas” impactan de manera muy significativa en las personas. Los movimientos, por tanto, han de ser “inteligentes” (en una dinámica que combine eficiencia con sensibilidad).

Dominio de la innovación

resultados innovación

El líder percibe a la organización, en su conjunto y en cada una de las unidades, como un proyecto abierto e inacabado. En consonancia con esta percepción el líder se implica personalmente y promueve la creatividad y la mejora sostenida en cada una de sus áreas de influencia, incluyendo su propio ejercicio del liderazgo. En ese objetivo de cambio y desarrollo personal trabaja con cierta perspectiva y desprendimiento de su propia realidad, lo que exige grandes dosis de coraje, humildad y sentido del humor.

Este compromiso de mejora implica la utilización de herramientas apropiadas de evaluación, que faciliten el análisis de la actividad y generen información suficiente y significativa para la adopción de medidas de mejora.

El líder conoce y maneja los resortes racionales y emocionales que activan la ambición entendida como afán de superación, en él mismo y en el resto de la organización.

Es necesaria la búsqueda de “el elemento”: ese aspecto, tema, proyecto que interioriza la realización personal, y permite que el individuo se perciba como “alguien que dejará huella” en su etapa vitalicia.

Dominio de las personas

resultados personas

El líder tiene la firme convicción de que las personas no son un recurso sino un bien, y esta convicción le lleva a promover políticas y prácticas enfocadas a poner en valor a las personas.

El ejercicio de la delegación debe ser un sabio acto de implicación. Se sabe que la implicación no resuelve todos los problemas pero con ella se gana rapidez en la toma de decisiones, se gana mayor flexibilidad y se disminuyen los gastos generales y de estructura. Por ello, el líder delega todo lo que puedan hacer los demás. Además, fomenta la responsabilidad. proporciona conocimientos y formación para entender la lógica de los procesos en juego; da poder eliminando controles y supervisión directa; en resumen, genera “empoderamiento”.

El líder, así mismo, asegura la motivación de las personas sobre la base del compromiso y los valores compartidos. Reconoce como legítimos los deseos de autonomía y bienestar de las personas; busca y encuentra el modo de vincular las aspiraciones personales con los objetivos y los retos de la organización. El líder tiene la firme convicción de que conjugar los objetivos personales y los de la empresa no sólo es un ejercicio posible sino deseable.

valor delegación motivación

El compromiso organizacional tiene que ver con la identificación de las personas con la organización en la que trabajan, con que los objetivos de la organización y los objetivos individuales estén alineados, con los vínculos que mantiene una persona con su empresa. El líder es uno de los grandes catalizadores de todos estos elementos.

Dominio de las relaciones

resultados relaciones

El liderazgo también se caracteriza por su capacidad para gestionar las relaciones. Promueve y consigue establecer relaciones de cooperación creando alianzas que favorezcan las sinergias.

Cuando surge el conflicto no lo rehúye, lo afronta y lo resuelve poniendo en juego sus habilidades de negociación para obtener un acuerdo satisfactorio para todas las partes implicadas.

La comunicación será necesaria para dirigirse a quienes quiere que le sigan. Debe, por ello, saber comunicarse de manera efectiva y tener dominio de la expresión tanto oral como escrita. Su talante deberá ser convincente, seguro y entusiasta. Deberá escuchar antes de hablar; transformar el miedo en ilusión, elegir cuidadosamente las palabras y generar certidumbre donde hay ambigüedad. Deberá tener algo que decir y decirlo en el momento oportuno, sin provocar malos entendidos.

alianzas negociación comunicación

El líder argumenta en función de necesidades cognoscitivas (hechos, datos, información “dura” y análisis) pero también en función de necesidades emocionales (seguridad, confort, simpatía). Además, invoca a los símbolos que mantienen unido al grupo.

Dominio de los equipos

resultados equipos

La soledad del directivo es un tópico que se corresponde muy poco con la realidad. El directivo trabaja para una organización, rodeado de profesionales, formando equipo con otros directivos, en una tupida red de relaciones que incluye a los clientes, externos e internos, los proveedores, los competidores, los socios y otros agentes sociales. En este contexto podemos identificar tres modalidades de liderazgo atendiendo a los niveles de complejidad social.

El primer ejecutivo junto con el equipo de la alta dirección  ejercen el liderazgo institucional tanto en su vertiente externa como interna y son ellos los que afrontan los niveles más altos de complejidad.

Aunque en menor medida, los líderes de equipos multidisciplinares se enfrentan a niveles altos de complejidad por la diversidad de enfoques e intereses que deben coordinar.

Los líderes de equipos locales que comparten escenario y actividad tienen que manejar la complejidad aportada por la diversidad psicosocial de sus miembros.

dirección equipos

El equipo es, en esencia, la manifestación de una voluntad de ser, de un estado de ánimo.

Conclusión

Decíamos al principio que las aportaciones de los líderes a las organizaciones hacen que éstas, y no tanto aquéllos, puedan ser referentes en sus ámbitos de actuación. El liderazgo es como el esqueleto que lo sustenta todo.

Tal como hemos expuesto previamente, el modelo del Talento Directivo de tatum (“Humanware”) es “estable” y, en ese sentido, ajeno a las posibles coyunturas organizacionales. Nos aporta consistencia, integridad y capacidad de desarrollo.

Las diferentes “áreas de dominio” permiten, por ejemplo a la hora de diseñar e implementar un programa de desarrollo directivo, identificar cuáles son prioritarias para trabajar sobre ellas. De hecho, como hemos podido comprobar, cada una de éstas puede abordarse desde 3 niveles de perfeccionamiento:

  • Nivel Básico: Este nivel implica manejar de forma suficiente un aspecto del área de dominio. Por ejemplo, dentro del dominio “personas” el nivel básico significaría gestionar adecuadamente la motivación de los colaboradores.
  • Nivel Medio: Nivel que permite “empezar a sacarle partido” al área de dominio correspondiente. Por ejemplo, un nivel medio en el dominio “personas” implica acometer de forma eficaz la delegación hacia los colaboradores.
  • Nivel Avanzado: Nivel que podemos considerar “eficiente. Por ejemplo, en el dominio “personas” supone gestionar de forma óptima los temas relacionados con “poner en valor” a las personas.

Hagamos del “Humanware” nuestra bandera. Nuestras organizaciones, y por extensión los entornos donde actuamos, nos lo agradecerán.

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