Este ha sido mi primer verano como padre, una estupenda experiencia que he tenido la suerte de compartir con gran parte de la gente a la que quiero. Un verano que dos niñas de 3 y 6 años se han encargado de hacer muy diferente a los que estaba acostumbrado. Aun así he sacado algún rato para leer, y  algunas de las cosas que he leído me han parecido bastante interesantes. Por ejemplo un cuento de Dostoievski que me recomendó Rober Rodriguez, “El sueño de un hombre ridículo”, me hizo pensar en la necesidad despertar y asumir que somos parte del problema, y que tenemos que poner todo nuestro corazón en intentar mejorar el mundo en el que vivimos. También me gustó el libro de Pablo Muzas “Inspirando a esos locos bajitos”, donde cuenta los fundamentos de su visión sobre el desarrollo de habilidades para emprendedores a los niños, y en una línea parecida el proyecto Design for Change que ha llegado a España de la mano de mi amigo Miguel Luengo, una iniciativa que está logrando que muchos niños crean que pueden cambiar el mundo. Otra lectura que me ha provocado y apasionado mucho este verano han sido los estudios de robótica de… creo que esto os lo voy a contar mejor otro día, más detenidamente porque tiene mucho jugo.

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En resumen, tras unas magníficas y diferentes vacaciones,  llega la hora de afeitarse, de quitarse las chanclas y de recuperar la compostura que te da el día a día.

Con la misma ilusión que mis hijas en su primer día de colegio, encaro esta nueva temporada, la número 18 en la historia de tatum. Una temporada que viene con un talante diferente, en un momento en que las grandes compañías ya han hecho sus deberes y empiezan de nuevo a mirar al negocio y a querer desarrollar proyectos para tratar de olvidar las heridas que les ha dejado esta guerra llamada crisis.

Una temporada que viene con más ganas de hacer cosas, y con ellas nuevos retos que abordar. Retos en forma de recuperación del compromiso perdido (y en este campo tatum va a dar mucho que hablar con su imbatible modelo TEE). Retos en formar de transformación y recuperación de las plantillas, de revivir una cultura y unos valores casi olvidados por la batalla. Retos para fomentar la actualización de conocimientos de los equipos, para dejar de obviar el poder de las redes sociales, para construir proyectos de employerbranding, para mejorar la eficiencia de las redes comerciales, en definitiva para volver a hablar de construir futuro y no de contar las bajas.

Mucho que hacer, pero esta temporada a diferencia de las anteriores, mucho de lo que apetece hacer, de lo que nos gusta, de lo que nos apasiona.

Y así veo esta temporada otoño-invierno, sin absurdas depresiones post vacacionales, con fuerza, con ilusión, y con el deseo de que por fin este sea el final del largo túnel por el que hemos deambulado los últimos años.

¡Vistámonos con una sonrisa, y luchemos para forjar entre todos el futuro que nos merecemos!

Qué empiece el juego.



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