Aunque el título parezca robado de la cartelería de un consultorio sentimental, con vuestro permiso, hoy sólo quiero exponer algunas ideas que me sobrevuelan en la cabeza sobre cómo nos relacionamos, cómo interaccionamos en el mundo de las organizaciones…en el mundo en general.

Como decía Woody Allen en “Annie Hall”, “las relaciones humanas son totalmente irracionales y locas y absurdas, pero…supongo que continuamos manteniéndolas porque la mayoría las necesitamos”…y tanto que las necesitamos !!!

Una pregunta (esta sí podría parecer de prensa rosa): ¿Alguno de vosotros iría a ligar utilizando sus peores formas, sus malos modos, su pesimismo…? Supongo que todos os estaréis contestando “que NO”, que ya bastante difícil está la cosa como para no utilizar nuestras mejores armas de “seducción”.

Pues lo mismo debería pasar cuando estamos interactuando con otra persona, sea en el ámbito que sea, deberíamos utilizar las mejores armas de “educación” y nuestros mejores modos.

Por eso, mi primera reflexión es que debería existir una asignatura en el colegio, instituto, universidad que nos enseñara a relacionarnos de un “modo correcto”, adecuado, educado…y tal vez, también una habilidad transversal a otras muchas que nos ayudara a desarrollar un talento para interactuar con los demás, a cultivar las Relaciones Positivas.

Permitidme que hable de aquellas personas que más sufren las malas formas en el mundo de las organizaciones: los Comerciales. Los que vivimos gran parte de nuestro tiempo en este ámbito, sufrimos constantemente el “maltrato” de quiénes tenemos al otro lado.

Todos, en diferentes momentos del día, de la semana, mes…hacemos de Clientes y de Comerciales…siiiiiii, de comerciales…simplemente cuando intentamos convencer a alguien de algo, ya estamos ejerciendo de “comerciales”, ya estamos intentando vender nuestras ideas. Entonces, ¿por qué nos comportamos de diferente manera? ¿Hay algo en el término “cliente” que nos hace ser diferentes?

“Vaya día que llevo cariño. Esta mañana he tenido una reunión complicada con un Cliente, me han hecho esperar más de 45 minutos y además, no hay manera de comenzar a colaborar con ellos…luego me he ido a comprar y el mamarracho del vendedor me quería ‘vender la moto’ de que comprara no sé qué…”

Así es que resulta que hemos tenido una reunión complicada con el cliente y para desquitarnos, nos vamos a comprar a cualquier sitio y la pagamos con el comercial / vendedor que nos toca (vamos, nuestro colega de profesión)…pero claro, no es lo mismo estar en el lado del cliente, que en el lado del comercial…uno tiene el “poder” y el otro no, quizá entonces, ¿sea eso?

El siguiente pensamiento que me viene, por tanto, es que deberíamos interactuar siempre de las misma forma correcta, amable y “positiva”, independientemente en qué lugar nos encontremos. No tratemos a nadie como no nos gustaría ser tratado.

Si nos trasladamos dentro del mundo de las empresas, existen muchas interacciones que serían dignas de estudio, pero la que más quebraderos de cabeza trae es la de los Jefes y sus Colaboradores.

Podríamos decir que las interacciones entre muchos jefes con sus colaboradores no son muy fluidas y mucho menos, positivas. ¿Por qué ocurre esto? ¿No sería más interesante, que precisamente estas relaciones e interacciones fueran positivas?

En el mundo profesional, la forma de interactuar que tienen los miembros de un equipo con sus jefes marca el ambiente que, en general, se respirará dentro de esta empresa. Podríamos decir, que el tipo de relaciones que hayamos creado entre jefes y colaboradores, pueden convertirse en la verdadera clave del éxito o del fracaso de la misma.

Para que existan conexiones entre todos los estratos de la organización es fundamental e indispensable que existan relaciones e interacciones positivas entre los jefes con sus colaboradores, para que se genere una sinergia en la organización.

Por lo tanto, si queremos una organización eficiente en busca del éxito, deberá apoyarse en un liderazgo que genere sinergias con sus equipos y deberemos fundamentarlo en las relaciones de valor, en las relaciones positivas.

Así pues, fomentemos las relaciones positivas, tanto en nuestra vida personal como profesional, ya que como decía Woody Allen, la mayoría de nosotros y de nuestras organizaciones, las necesitamos.



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