- 10 mayo, 2016
- Posted by: jmdiez
- Categoría: Blog
Ridley Scott es un realizador británico a punto de cumplir los 80 años, si bien no parece sentir el peso de la edad (en 2017 estrenará “Alien: Covenant” la segunda precuela de “Alien”, en 2015 estrenó “Marte”, en 2014 “Exodus”, en 2013 “El Consejero”; en 2012 “Prometheus”, la primera precuela de “Alien”, …). Ciertamente los géneros cinematográficos que aborda son variados, si bien las películas históricas están bien representadas en su trayectoria (además de “Exodus” ha rodado “Robin Hood” en 2010, “El Reino de los Cielos” en 2005, “Gladiator” en 2000, “1492 La Conquista del Paraíso” en 1992).
Gladiator fue un gran éxito en taquilla, tal vez por ser “una de romanos” moderna (por ejemplo porque dentro de su argumento no aparecen cristianos y probablemente, por el enfoque “actual” que le da Scott a la historia).
La cinta, que toma elementos históricos bien documentados y aporta otros inventados para conformar una historia a gusto del director, narra el devenir del general hispano Máximo Décimo Meridio (interpretado por Russell Crowe), vencedor en una de las grandes batallas contra las tribus germánicas del norte. El anciano y enfermo emperador Marco Aurelio (Richard Harris) decide que es momento de dejar el poder y llama a su hijo Cómodo (Joaquin Phoenix) a su tienda. El diálogo resumido de estos dos personajes en ese (intenso y dramático) momento de la cinta es el siguiente:
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- Marco Aurelio: “¿Estás dispuesto a cumplir tu obligación para con Roma?”.
- Cómodo: “Si, padre”.
- MA: “No vas a ser Emperador”.
- C: “¿Qué hombre mayor y más sabio ocupará mi lugar?”.
- MA: “Mis poderes pasarán a Máximo”.
- MA: “¿Di decisión te decepciona?”.
- C [Con una gran desolación en su rostro]: “Una vez me escribiste enumerando las cuatro grandes virtudes: sabiduría, justicia, fortaleza, templanza … Constaté que no tenía ninguna de ellas … Sin embargo poseo otras virtudes … ambición (se convierte en virtud si nos conduce al éxito), ingenio, valor (tal vez no en el campo de batalla, pero hay muchas formas de valor), devoción a mi familia y a ti … Ninguna de mis virtudes figuraban en tu lista”.
- MA [Llorando y de rodillas]: “Tus defectos como hijo son mi fracaso como padre”.
Seguidamente el padre suplica un abrazo de su hijo … y éste efectivamente se lo da (con gran rabia y desesperación) … hasta que Cómodo mata a Marco Aurelio asfixiándole.
A continuación le dan la noticia a Máximo de que el Emperador ha fallecido de muerte natural. El general no cree lo que le comunican y, a partir de ahí, cae en desgracia y se convierte en un Gladiador.
Este pasaje de la película nos permite ubicarnos en el entorno de las “grandes virtudes”. Siguiendo la escena podemos constatar que nuestro anciano y enfermo Emperador entiende que su hijo no tiene los atributos necesarios para ser su sucesor.
Si pensamos en el entorno empresarial y en lugar de hablar de virtudes las denominamos valores la pregunta podría ser … ¿juegan algún papel relevante los valores en nuestras organizaciones?
Miguel Ángel Calderón, uno de nuestros grandes expertos en estrategia, suele enmarcar ésta en dos grandes elementos:
Los valores son, por tanto, nuestra “frontera”, lo que define qué tipo de cosas podemos (permitirnos) hacer para alcanzar nuestras metas.
Si buscáramos una definición genérica de valores (por ejemplo de la Real Academia Española de la Lengua) podríamos encontrarnos con: “Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros, denotando osadía. Persona que posee o a la que se le atribuyen cualidades positivas para desarrollar una determinada actividad”.
Si buscamos un enfoque más centrado en el entorno organizacional, Milton Rokeach sería uno de los grandes expertos. Su definición se configura así:
Todas las empresas tenemos valores, de forma implícita o explícita. La ventaja de tener un descripción ordenada y organizada de éstos es que nos permite visualizarlos más fácilmente, identificar los que son más positivos y nos aportan más a nuestra compañía (por ejemplo porque “empujan” en la misma dirección que nuestra estrategia), saber dónde hay que focalizar esfuerzos porque aún no están consolidados (aún no forman parte de nuestro ADN), homogeneizarlos (que no tengamos cada uno los nuestros), etc.
Los valores, por tanto, son muy relevantes desde el punto de vista empresarial. Y esta relevancia va más allá de una consideración “ética” de los negocios (que ya de por sí debería estar presente en nuestros entornos organizacionales). Las compañías que más y mejor trabajamos nuestros valores obtenemos más y mejores resultados.
Una evidencia de ello es la claridad con la que vemos que los valores impactan en el compromiso que los profesionales tenemos en nuestras compañías (según, por ejemplo, el “Barómetro del Compromiso en España” elaborado por tatum con la colaboración de meta4).
(pincha sobre la imagen si quieres acceder al informe)
Los valores, por tanto, son una de las grandes “palancas” que tenemos para gestionar eficientemente a nuestros profesionales (hablamos, por ejemplo, de “extenderlos” a los procesos de selección, como plantea Isabel Iglesias http://etrania.com/blog/seleccion-por-valores-reclutamiento-en-ikea).
Por tanto la pregunta que debemos hacernos es ¿Le estamos sacando el máximo partido a esta palanca? Si la respuesta es sí … ¡Enhorabuena! Si la respuesta es no … ¿A qué estamos esperando? … Si crees que no puedes hacerlo sólo acude a los profesionales que te ayuden a poner en marcha un proyecto para desarrollar los valores que debe tener tu propia organización (“VIP: Values In Progress”).